Luego de cuatro años de negociaciones, el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) alcanzaron un acuerdo definitivo para la paz que fue anunciado en la capital cubana.
A principios de agosto, las partes habían presentado una hoja de ruta con los puntos fundamentales del acuerdo que permitían vislumbrar el anuncio que se realizó en La Habana.
Los próximos pasos serán una presentación formal de Santos del acuerdo en el Congreso y la convocatoria a un plebiscito nacional para refrendar el mismo.
Entre los puntos más importantes, se destaca una reforma agraria, la participación de los ex guerrilleros en politíca, el resarcimiento a las víctimas y el desarme total de la organización armada dentro de un plazo de 150 días posterior a la firma del acuerdo.
El acuerdo contó con el apoyo activo de la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de su presidente, monseñor Luis Augusto Castro.
La negociación pone fin a un conflicto armado de 5 décadas que dejó más de 200 mil muertos y millones de campesinos desplazados de sus tierras. Sin embargo, tiene la dura oposición del ex mandatario Alvaro Uribe, quien combatió sin tregua a la guerrilla y rechaza cualquier tipo de negociación.
En tanto, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra fracción armada de la guerrilla colombiana, seguirá operando pero ya comenzó trativas con el gobierno colombiano para seguir los pasos de sus camaradas de armas.
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