1 - La población y un censo dudoso
44.220 somos según el censo 2022. Muy lejos de las expectativas oficiales y de la realidad misma.
Esto ya fue analizado por este periodista y este medio, pero es bueno volver a algunos datos que refutan la encuesta que se realizó medio virtual, medio presencial, a la salida de una pandemia inédita para la humanidad.
Cuando todos esperaban que las cuentas dieran unos 70 mil baigorrienses, como mínimo, el censo bajó todo tipo de vara.
Pero la pregunta es cómo puede ser que una ciudad que tiene un padrón electoral de casi 40 mil personas habilitadas para votar, haya sólo 44 mil vecinos.
Qué acaso no infancia en Baigorria. O hay tantos domiciliados de manera trucha.
La respuesta es no. Porque localidades como Funes, por ejemplo, que tuvo en la última década una explosión demográfica por demás de elocuente tiene, según el censo espurio, 38 mil funenses. Otro delirio.
Un dato más que desautoriza el censo. Baigorria tiene casi 16 mil cuentas, o sea viviendas. Si se multiplica por 4 habitantes por hogares, los números superan ampliamente a los publicados.
Por ende estas líneas se basan en un estimativo que hasta el mismo intendente Maglia sostiene en sus oratorias, como fue el caso del pasado jueves 29 de agosto cuando inauguró la oficina de la Defensoría del Pueblo, y afirmó que la ciudad pasó holgadamente los 70 mil baigorrienses.
2 - Qué ciudad tienen, tuvieron, en la cabeza los que tienen la sartén por el mango
Hace unos meses, al inicio del tercer mandato de Adrián Maglia, el Concejo aprobó, con los votos del oficialismo, y su aliado férreo en el parlamento local, Javier Minetti, las normas urbanísticas de la ciudad.
La ordenanza, lejos de ser un plan regulador, o un plan directorio, que planifique la línea a futuro de Baigorria, fue justamente eso. Una norma urbana, donde se limitó a decir dónde van los edificios de altura en la ciudad, dónde las industrias, y alguito más.
Pero eso de planificar la cosa, definir qué ciudad somos, fuimos y queremos hacer, niente piu.
En 1976 hubo un prefecto que fue intendente de facto en la ciudad. Se llamaba Manuseto Locatelli y fue intendente porque Baigorria había sido elevada al rango de ciudad a finales del 75’, y al milico, puesto por la peor dictadura cívico - militar, le tocaba el cargo de alcalde.
La cuestión es que Locatelli fue el que le dio ese slogan a Granadero Baigorria, que estuvo vigente durante años, de ciudad del “Tractor”, por la enjundia dada por las empresas fabriles vinculadas al mundo de la maquinaria agrícolas y las pymes que suministraban insumos a estas plantas.
Luego, con las crisis consuetudinarias que se padecieron, se fue desdibujando eso de la ciudad del Tractor, y la identidad se borró, pues también ese pueblo rural, de campos sembrados, de grandes extensiones de tierra, que hoy son barrios, fue perdieron la fisonomía de amplias superficies frutales y arboledas añosas.
En los 90’ todo fue a peor. Y ya por entonces, y mucho antes también, se puso en vilo la consulta. Para dónde cazzo va la ciudad.
Un joven Walter Gómez con otros pibes inquietos al comienzo de la democracia pusieron la discusión en agenda. Por entonces otros no tan jóvenes también se sumaron.
El abogado y ex concejal aún recuerda esos debates aún inconclusos de la ciudad a futuro.
A mediados de la última década del siglo pasado, bajo la gestión de Alfredo Secondo se volvió al tema. Llegaron hasta catalanes expertos en desarrollos urbanos, de grandes aglomeraciones, se hizo una charla en la biblioteca José Hernández, y hablaron del Gran Barcelona, y largos etcéteras.
Se hicieron grandes alocuciones, se tomó café con masas, se mostraron diapositivas y listo el pollo.
Con la llegada del nuevo milenio una vez el tema resonó. Pero hay que confesar casi sin interés popular.
Y como la cuestión no sumaba votos - y ni suma- , mejor no darle mucha bola.
3 - Qué dicen y qué proyectan
La llegada del shopping y la posible construcción del Puerto de la Música, pone a Granadero Baigorria en sintonía nacional. Y porqué no decirlo, en el mundo.
De hecho el ECOM, Ente Coordinador Metropolitanos, creado en las gobernaciones socialistas, sí pensó la región como un mosaico a medida de Rosario y no tanto de las ciudades adyacentes. Allí fue que Baigorria sumó el Parque Cabecera, del Puente Rosario - Victoria y el Predio Eva Perón, ex Complejo Paganini.
De una manera bastante new age los responsables del ECOM visitaron las localidad que lo integran e hicieron consultas populares sobre qué hacer con los espacios públicos, la forestación, la transitabilidad, el tratamiento de residuos, entre otros temas.
La cuestión es que esas asambleas fueron poco convocantes y para la inmensa mayoría de los vecinos del ECOM, y en especial los baigorrienses, no se enteraron de los planteos en esos encuentros y por ende se debatió poco.
Pero volviendo. Ahora Baigorria tiene un shopping, que aún no está en su esplendor, pues el patio de comidas todavía no fue inaugurado. Eso, más el arribo de grandes marcas, dio otra impronta a una ciudad que no se despereza de su vuelo de pueblo.
Si se concreta el Puerto de la Música el dilema de la ciudad que queremos ser volverá a estar en el centro.
Pues cómo recibe Baigorria a tal emprendimiento.
Qué hacemos con los residentes en el barrio Remanso Valerio, y qué se piensa hacer con las 30 hectáreas lindantes al megaproyecto, junto al shopping y el parque Acceso Sur.
Se puede dimensionar lo que se viene. Estará alguna vez la dirigencia política a la altura de las cosas y que no sean los emprendimientos privados los que moldeen la ciudad.
4 - Como conclusión
En fin. Desde siempre los intereses inmobiliarios, con el desgano y complicidad de gobiernos, dieron forma a la ciudad que hoy tenemos.
Barrios desconectados de norte a sur, de este a oeste. Loteos perdidos alejados de todo servicio. Un Estado comunal indefenso ante el atropello de los dueños de las tierras y la poca voluntad de confrontarlos y ponerles límites, hicieron este cachivachezco plano urbano.
Pero cuidado. Quedan muy pocas hectáreas libres, en el extremo noroeste baigorriense, nada más.
Por eso la definición actual no puede fallar, pues queda un solo intento y de errarse la ciudad va con ella.
Hay que definir qué hacer con el oeste. Delimitar, una vez más como disco rayado lo afirmamos, con Ybarlucea campos, lotes y el barrio Autoestrada olvidado por la localidad vecina y a veces valorado por los políticos baigorrienses en épocas electorales.
Se debe diferenciar eso de ser ciudad industrial, con localidades cercanas con grandes parques industriales en marcha o por construir, ciudad dormitorio de rosarinos sin identidad local, ciudad urbana, que respete su historia y su idiosincrasia, con servicios acordes a los que ya viven acá.
Construir una Baigorria y pensar a 20 o 30 años es el deber de la actual generación política baigorriense. Un desafío que nadie en los 135 años de historia, de Paganini a Baigorria, se atrevió a llevar adelante.