Martes, 31 Enero 2023 Límites que se fueron

Hubo una vez que Villa El Prado fue parte de Baigorria

Gentileza Pablo Sapei Gentileza Pablo Sapei

Hasta 1949 el barrio lindante con San Fernando estuvo en disputa entre las comunas de Paganini y Juan Ortiz. Al resolverse el litigio limítrofe la ciudad perdió gran parte de territorio, además de los barrios Batallán y Quinta, ambos pertenecientes a Bermúdez en la actualidad

Nota de tapa del periódico El Urbano, edición enero 2023

Por licenciado Hugo Cravero

El domingo amanecía fresco en Villa El Prado.
Los vecinos del condado, de casas nuevas, de flores en los patios, iban a disfrutar del día de descanso como de costumbre. La misa mañanera, el apuro para que el almuerzo sea suculento y en familia, la siesta y el ocio de la tarde.
Pero no.
A las 10 de la mañana de ese 11 de agosto de 1940, el juez de Paz de Paganini, su presidente comunal, Vicente Secco, miembros de la Comisión de gobierno y otros vecinos de la actual Baigorria, tomaron posesión del barrio.
Acompañado también por policías, Vicente Secco leyó el decreto del gobernador Manuel de Iriondo , firmado el 8 de ese mes, que, en vez de poner fin a un conflicto de años, sólo ponía más leña al fuego. Villa El Prado se sumaba como un barrio más al pueblo y dejaba afuera del limbo la pertenencia jurisdiccional del poblado que hacía una década se levantaba en el extremo norte de Paganini.
Secco y su comitiva hicieron público el decreto, pusieron un cartel en la parada del 20 que decía “PAGANINI” y se fueron.
El diario La Acción del 11 de septiembre de 1940 reflejó la escena más cercana a films americano del lejano oeste que a una anexión territorial. En el texto el medio gráfico rosarino reflejó la mirada de los villapradenses ante el acontecimiento noticioso.
“Ingratamente fuimos sorprendido el domingo 10 del corriente (hay que aclarar que seguramente hubo un error de tipeo al momento de escribir el informe, pues realmente ocurrió el 11 de agosto), a las 10 horas, más o menos, por la llegada del juez de Paz de Paganini, miembro de la Comisión de Fomento de la misma localidad y gran cantidad de acompañantes, los que en medio de la calle, a la entrada de esta villa, procedieron a dar lectura a un decreto de este gobierno con fecha del 8 del corriente, en el que deja establecido el límite de Paganini, en la parte norte, en el camino conocido como el 20 de septiembre y que según el plano establecido y aprobado en 1929, debe llevar el nombre de Los Crisantemos, y levantando acta de posesión” .

Pero para entender el conflicto hay que retraerse en el tiempo, aún más.
En 1929 el gobierno santafesino aprobó, bajo el número 5.968, los planos de lo que sería Villa El Prado en un futuro. Como la nota de La Acción sostiene, el loteo llevaba el nombre de Los Crisantemos . Esto fue ratificado por la resolución 5.066 de ese mismo año.
En esas documentaciones se corrigieron los límites de pueblo Paganini, extendiéndose más allá de la ignota Villa San Fernando, poblado trazado para formar otro pueblo independiente a la comuna local y a la de Juan Ortiz. Ese mojón fronterizo iba hasta la calle 20 de septiembre, hoy Carlos Pellegrini.
O para hacer más práctico, hasta la parada de colectivo denominada “El 20”. Vale decir que esta garita pudo haber ganado su nombre por ser la parada número veinte del viejo Paganini o por la calle que desembocaba la misma sobre ruta 11.
Volviendo al tema limítrofe para junio de 1931 cuando Roque Cassini pone en venta dos mil quinientos lotes de la ya rebautizada Villa El Prado, el lugar era parte del distrito Paganini .
La villa, perfectamente pensada con calles y cortadas asimétricas, en correcta escuadra masónica, de salidas rápidas, como eran muchos de los loteos de esa época, también abarcaba la zona de quintas, detrás de las vías del ferrocarril Mitre. Esa área rural en estos días es barrio Quinta de Capitán Bermúdez, por lógica también fue parte de Paganini.
El 18 de julio de 1931, el rematador César Birocco subastó 500 terrenos, según publicó el diario La Capital , dando comienzo a la urbanización del actual barrio del sur bermudence.
Vale aclarar que Cassini también venderá 50 hectáreas a la empresa Celulosa Argentina , que ya se había radicado a la vera del Paraná en 1929, para la plantación de eucaliptus y pinos como reservorio arbóreo, y de cortina natural para mitigar posibles problemas ambientales.
En 1937 un nuevo loteo, con 202 solares, se sumaba al conflicto de límites entre Paganini y Juan Ortiz. Al sur de Villa El Prado, haciendo cuña entre la ruta 11 y San Fernando se urbanizaba Villa Batallán , que también se integraba al distrito del pueblo.

Villa El Prado tuvo un impulso rápido y su población creció durante la década del 30’. En rigor ese desarrollo se hizo sin la asistencia de Paganini y ni de Juan Ortiz, que, a pesar de la resolución del 29’ que afirmaba el territorio como paganinense, hacía uso del lugar como propio.
En 1936 los vecinos de Villa El Prado habían logrado la creación de una escuela primaria, la presente 913. Asimismo, el 9 de julio de 1937 los ciudadanos del paraje formaron las bases del club Villa El Prado .
Lógicamente los habitantes del nuevo poblado tenían la potencia de crecer y dar forma ese terruño que lo sentían propio porque según sus relevamientos de 1940 reflejaban que casi todos los trabajadores del lugar estaban empleados en la flamante Celulosa Argentina y, a su vez, que las 136 viviendas construidas para esa fecha eran de los mismos propietarios.
Esta idiosincrasia hizo que los villapradenses tomaran una drástica decisión ante el avance de las dos comunas sobre su poblado: Hacer una Comisión de Fomento propia, separándose de Paganini y de futuras anexiones con Juan Ortiz, que a pesar de no tener la legalidad sobre la barriada cobraba impuestos y daba algunos magros servicios que la comuna paganinense no brindaba.
Ese fue el puntapié de un conflicto que duró casi toda la década del 40’. Definir a quién le pertenecía Villa El Prado, y, fundamentalmente, a quién se le pagaba tributos.

Para 1940 los vecinos de Villa El Prado pagaban su tasa comunal a Juan Ortiz, pues esta comuna recolectaba la basura dos veces a la semana, regaba día por medio unas cuadras, y había colocado cuatro focos de alumbrado público. Aunque el monto a pagar era relativamente insignificante, la Comisión de Fomento de Paganini puso el grito al cielo.
El 2 de marzo de 1940 dos empleados comunales de Paganini, acompañado por un policía, dejaron a los vecinos un comunicado de la Comisión de Fomento paganinense en oposición a la actitud de Juan Ortiz.
El mismo manifestaba:
“Habiendo comprobado esta Comuna que la Comisión de Fomento de Juan Ortiz cobra a usted impuestos generales como si se trataran de propiedades ubicadas dentro de la jurisdicción, y siendo como es, que ese derecho nos pertenece exclusivamente, nos permitimos notificar a usted en lo sucesivo debe abstenerse de efectuar tales pagos.
Con esta notificación perseguimos el propósito de evitarle las molestias consiguientes, pues en ningún caso, desde la fecha, la Comisión de Fomento de Paganini reconocerá pagos algunos de impuestos generales efectuados indebidamente a la Comisión de Fomento de Juan Ortiz” .
Por su parte la Comuna de Juan Ortiz respondió sin acusar recibo del pago indebido de los impuestos. También con un comunicado a la vecindad los responsables de la Comuna “usurpadora” dijeron:
“Al pueblo Villa El Prado: Ponemos en conocimiento al pueblo de Villa El Prado que por las causas que son de dominio público, a los fines de competencia de límites comunales, se le pone de manifiesto que ninguna Comisión de Fomento tiene atribuciones propias para anexar, o disgregar barrios o villas.
Esto corresponde al Poder Ejecutivo o al fuero de las Cámaras Legislativas. Por lo tanto, exponemos que Villa El Prado, ha sido y seguirá bajo el dominio de Juan Ortiz” .
El volante fue distribuido el 15 de mayo de 1940 por el mismo presidente comunal, Ángel Gervasio.

En plena confusión de idas y vueltas fue cuando comienza a madurar la idea de crear una propia Comisión de Fomento, formando un nuevo pueblo sumando para ello a Villa Batallán y Villa San Fernando.
Entre junio del 40’ hasta septiembre de ese año una comitiva de vecinos de Villa El Prado, bajo la figura de una vecinal en formación denominada “Unión y Progreso” llevaron el petitorio al superior gobierno de Santa Fe, firmado por 300 habitantes del lugar, para independizar la villa y forjar un nuevo pueblo.
A finales de agosto una delegación de Villa El Prado, encabezada por Carlos Casamayón, Federico Sevarelle, Tranquilo Gollini y Santos Deotti, todos integrantes a su vez de la vecinal, logró entrevistarse con el ministro de Instrucción Pública y Fomento, profesor Juan Mantovani, a quien le narraron los episodios y entretelones del sainete limítrofe.
A su vez llevaron a cabo la solicitud del nuevo pueblo, y un censo de Villa El Prado que daba casi mil habitantes entre las áreas rurales y urbanas.
En el encuentro con el ministro Mantovani los de Villa El Prado contaron cómo había sido la llegada de los funcionarios de Paganini para tomar control del pueblo esa mañana del 11 de agosto, las misivas de ambas comunas sobre quién debía cobrar tributo, los desplantes de cada bando y ellos en medio de un conflicto que parecía no tener fin.
Enérgicamente los vecinos hicieron pública, en la edición del 11 de septiembre del 40’ en el diario La Acción, una nota sobre las nuevas indefiniciones, y una vez más exigieron la creación de un pueblo y dejar de ser un paraje enclavado en un limbo jurisdiccional.
La nota decía:
“… Si enormidad era que Villa El Prado estuviera incluida en jurisdicción de Juan Ortiz (…), es también una enormidad que pasemos ahora a depender de la Comisión de Fomento de Paganini, (…) ya que Paganini, está propiamente dicho, tiene una planta urbana y esta villa, dentro de la jurisdicción y en la punta norte de su límite, está a más de cuarenta cuadras de distancia, tiene otra planta urbana…”
En la misma misiva se volvía a reclamar el pedido de dar forma a una nueva Comisión de Fomento independiente, capaz de generar sus recursos, cobrando impuestos y brindar servicios acordes al crecimiento del casco urbano.
“… Insistimos de modo claro y terminante en nuestro pedido de la creación de la Comisión de Fomento de Villa El Prado. Hemos llevado a ese Ministerio datos y pruebas terminantes de la justicia de nuestro pedido. Por el censo levantado y que obra en su poder, quedó comprobado que hay más del doble de la población que la Ley 2439 (Ley Orgánica de Comunas legislada en 1935) exige; demostrado que hay entradas suficientes, no sólo para el sostenimiento de la Comuna, sino para llevar a la villa a un estado de florecimiento y progreso…”
La nota al ministro Mantovani, con la intención que llegue a manos del gobernador Manuel María de Iriondo, cerraba con preguntas tragicómicas.
“… ¿Qué podemos esperar que nos de la Comisión de Fomento de Paganini, que dista a cuarenta cuadras de nosotros?
¿En qué nos va a favorecer ese pueblo, cuando a él ni una caja de fósforos le compramos? Hará, esté seguro señor ministro, como lo hizo la Comuna de Juan Ortiz, cobrarnos impuestos, sacar todo el producto posible en su único beneficio y explotarnos solamente…”
En ese cónclave entre el ministro y los vecinos, en vez de resolver el dilema, Mantovani dio marcha atrás a las resoluciones de 1929 y el decreto del gobernador firmado el 8 de agosto de 1940, y les notificó a los integrantes de la delegación que se había rectificado la decisión y Villa El Prado desde ese día dependía de Juan Ortiz hasta tener una última definición sobre los límites de ambos pueblos.

Aunque el decreto de Iriondo dio una vez más la potestad a Juan Ortiz sobre Villa El Prado el conflicto continuó en un vaivén, como fueron esos años tumultuosos hasta la llegada del gobierno de Juan Domingo Perón y la formación del Peronismo como partido político y concepto argentino.
Es por eso que el 27 de enero de 1946 los villapradenses realizaron el primer encuentro de la vecinal que a inicios de la década había pugnado la creación de una nueva Comuna.
Esta organización civil llevó el nombre de “Sociedad Vecinal Villa El Prado” y en su acta fundacional vuelve a ubicarse en Paganini.
La misma manifestaba:
“En el pueblo de Paganini, departamento Rosario, se constituye una entidad civil bajo la denominación Vecinal Villa El Prado (…) que tiene como finalidad el progreso edilicio, económico, cultural e higiénico de la población…”
Esa nueva vecinal, a diferencia de la forjada 6 años antes, tenía una renovada composición en sus miembros y otro espíritu, fuera del tono confrontativo con las Comunas que disputaban su propiedad, y aparentemente el deseo de independencia para gestar una Comisión de Fomento por afuera de Paganini y Juan Ortiz había pasado a otro plano.
El 6 de agosto de 1946 le fue otorgada la personería jurídica y ratificada por el gobernador Waldino Juárez mediante el decreto 1963 el 5 de octubre de ese año.

Ahora bien, el litigio limítrofe se mantuvo hasta 1949 cuando la Legislatura santafesina definió los nuevos límites de los departamentos Rosario y San Lorenzo. En rigor se llegó a un acuerdo entre las dos comunas en conjunto con el gobernador de, Juan Hugo Cáesar.
Hay un detalle por demás importante que aportar sobre la designación distrital de Villa El Prado. El jefe comunal en 1949 en Paganini era Juan Francisco Secco, hermano de Vicente, aquel que había intentado subordinar a los villapradenses en 1940, y el presidente de la Comuna de Juan Ortiz era Ángel Gervaso, quien ya en su gestión de principio de la década daba algunos servicios y cobraba impuestos de manera indebida al barrio rebelado con ínfulas independentistas.
El conflicto que se arrastró por dos décadas, desde el momento que empezó a urbanizarse Villa El Prado, que puso hasta en el imaginario de crear un nuevo Estado enclavado entre dos futuras ciudades, se resolvió perjudicando a Paganini, pues la disminución de territorio la hizo la localidad más pequeña del departamento de Rosario con menos de dos mil hectáreas de superficie.
El 6 de octubre de 1949 bajo la resolución 3604 Paganini y Juan Ortiz quedaron delimitada por calle Lavalle, en San Fernando, y su continuidad, o sea Richieri, en Litoral, perdiendo para su ejido urbano, además de Villa El Prado, barrio Quinta, Batallán , más toda la zona rural hacia el oeste.