Se para delante de diez, de cien, de miles. Toma el micrófono, su eterno compañero, se ancla en el escenario, y comienza la rutina.
La risa es natural. Su gestualidad, su belleza llena de exageraciones, sus grotescos cargados de sexualidad. Detrás de sus redondos lentes, su cara se amplifica aún más.
Daniela Araceli Manestar es Danu Manus desde que un día guardó las lágrimas en un viejo sacón y sacó lo mejor de ella, el humor.
Para hacer este perfil habrá dos encuentros con Danu.
El primero será en el bar la Perla, la panadería que oficia de cafetería en el centro mismo de Baigorria.
El lugar no desentona con el céntrico paisaje baigorriense, de árboles altos y frondosos, de construcciones que alguna datan de principio del siglo anterior, la escuela centenaria, la iglesia, el palacio comunal y la plaza dan marco a una ciudad donde la esencia pueblerina sigue intacta.
El bar tiene mesas afuera y la tarde primaveral se presta para que la entrevista sea debajo de un poblado plátano. Esa nota será en video para El Urbano Digital y Danu lo sabe. Viene preparada para la cámara.
Irrumpe con su bicicleta Gracielita, rodado 20, pintada de varios colores, con un rosa dominante. Una creación de la artista y que de antemano muestra lo que es. Un delirio en sí misma.
La segunda entrevista fue a principios de este 2024 en el shop de la YPF Raúl. Del primer encuentro ya ha pasado año y medio. La mujer parece más aplomada. Viste un vestido veraniego azul con pequeñas flores blancas, tiene los labios pintados de un rojo profundo y sus gafas, distintas a la de la nota primitiva, son tan ostentosas como aquellas.
El calor sucumbe a la ciudad. Pero ella no pierde la compostura. Pide un jugo multifrutal que descompagina al café de otra estación del año que éste periodista toma.
De aquella entrevista donde lo destacado era la incursión en el stand up, ahora Danu ya se metió de lleno a la comedia musical, el baile, el canto, la actuación en un comercial de aseguradora San Cristóbal, y en el mundo de la radio en su formato streaming.
Danu ha crecido en su meta artística. Se nota. Pero la chispa inicial está intacta. Eso también se transmite.
La joven no llega a los 29 años. Tiene dos hijos, Kimi de 13 y Chichi de 8 años, una madre que banca, una hermana maestra y un pasado adventista.
- A mi me excomulgaron varias veces de la iglesia. Una fue cuando quedé embarazada de mi primer hijo, después del segundo, otra porque hice la virgen María en un pesebre - lo dice con grado de ironía
- Y la última fue cuando publiqué una foto en bikini en mis redes sociales - cuenta Danu y la carcajada cubre de luz en el ya luminoso bar baigorriense. La anécdota, como todo lo que cuenta, tiene un remate y casi siempre es desopilante.
- A mí me expulsa una hermana, la líder del grupo donde estaba con otros jóvenes. Creo que me echó porque me quedaba bien la bikini y a ella no -
Daniela llegó al adventismo desde la familia. Padre y madre dentro de la iglesia, una rama del protestantismo muy rocambolesco, que tiene la tradición judía de respetar las sábados, descree de la evolución y se llaman asimismo como “creacionistas”, de estrictas medidas disciplinarias y de inserción social con escuelas de enseñanza primaria y secundaria y con empresas en rubro alimenticio.
- En la iglesia todo es pecado. Es más, hay un ranking de pecados, y según quién seas en la iglesia será tu penitencia - dice al recordar su paso por ese credo.
En sí fue, vino y se fué del adventismo. Las idas y vueltas fueron en la búsqueda de algo que encontró hace unos cinco años, antes del inicio de la pandemia.
Ella nació en Rosario pero a los 2 años ya estaba viviendo en Baigorria. Allí, junto a su familia, fue parte de la iglesia Adventista del Séptimo Día, pasando por todos los estamentos que el culto tiene. Estuvo como partícipe, pero de adolescente tomó responsabilidades en los núcleos juveniles hasta que quedó embarazada de su primer hijo de un novio que también era hermano de fe.
Allí fue su primera excomulgación por el desliz cometido.
- Mi desliz se llama Kimi- dice y se muere de risa.
En su ir y venir en el adventismo varias veces volvió a ser bautizada, aunque ella sostiene que una de todas esas bendiciones no “valió”.
- Uno de los pastores que me dio el bautismo estaba en pecado con una hermana de la congregación que estaba casada. Cuando se supo que armó un tole tole y lo sacaron de la iglesia. Por eso digo, ese bautismo no tiene validez -
Para entender cómo llegó Danu al stand up, escribir guiones, romper esa estructura rígida de una religión conservadora y casi medieval, es necesario comprender varias cosas.
Daniela siempre fue una mujer con una gran capacidad creativa. Lo puso siempre en práctica. Transgresora y dinámica ella se autodefine con una personalidad que “perturba” por no estar conforme con los dogmas vigentes.
Al quedar embarazada de su segundo hijo se fue a vivir a Bell Ville, Córdoba, junto a su nueva pareja, otro joven que había conocido e iniciado su relación en el culto.
Es allí que toma parte de la Virgen María en un pesebre viviente. Una locura total, pues los protestantes más allá de reconocer a María como madre de Jesús, el nazareno, no le dan el grado de santidad como sí lo hacen los católicos.
- Interpreté una Virgen María hermosa, divina. Y parece que a los hermanos no les gustó - recuerda con algo de sarcasmo.
Esto, más otros intrincados problemas, hizo que Daniela se volviera, con sus hijos a Baigorria a finales del año 18, principio del 19’, y allí se empezó a escribir otra historia, la de Danu Manus.
Su regreso a la ciudad la encontró más fortalecida, pero con muchas preguntas por responder. Tuvo un breve paso por la iglesia, pero todo fue en vano. Ella estaba ya con la mente estallada. Y esos cristales le daban otras certezas y dudas urgentes a rebatir.
- Había comenzado a ver stand up en redes sociales y me voló la cabeza - dijo y se respondió uno de los tantos interrogantes que la interpelaba.
- Fue entonces cuando me dije “yo quiero hacer eso” -
Desde ahí todo fue crecer. Tomó cursos stand up con profes de Rosario, de actuación con Alejandro Fiore, de baile, de canto. Allí nació Danu Manus, que había sido parida desde hacía rato, pero necesitaba salir de los abismos para renacer y ser ella.
En plena pandemia, cuando el mundo se caía a pedazos, la piba se fue encontrando asimisma. Una misión que aún continúa con naturalidad, sorteando la vida.
Desde entonces ha estado en una cantidad de escenarios donde con sus guiones y sus posturas hacen reír, llorar, emocionar y soñar a un público deseoso de escuchar historias.
Ha participado en programas radiales, ha estado en streaming, en comerciales de tele, de obras de teatro. Se muestra en redes publicitando lo que vende con su tienda virtual Tutti Frutti y allí también la magia aflora.
No hay un techo para ella, pero sí un cielo. En ese que habita ese Dios que no niega, pero que comparte con otras creencias de las cuales se aferra.
- La religión con ignorancia es letal - afirma y por única vez se cara se pone seria.
Nunca se dejó llevar por las mareas, por falsos y foráneos representantes de lo divino.
En sus escritos busca y rebusca esa artista que se resume en una militante del humor, libre y feliz.