Miércoles, 01 Mayo 2024 Y en eso, un circo pasó por la ciudad

Cachete: Una vida que no cabe en unas pocas palabras

Durante más de 2 meses Baigorria contó con la presencia del circo Unión. Su dueño, Alexánder, un joven veinteañero y gran actor, fue entrevistado y de allí nació este perfil de un payaso que esparció elogios y admiración en cada función

Escrito por el licenciado en Periodismo, Hugo Cravero


Alexánder Almada Zúcker, Cachete, es un pibe verborrágico, feliz y humilde.
Tiene 20 años y es dueño de un circo.

Sentado en el medio de la carpa del Unión, el casi adolescente, flaco, de cara alargada como una huella de generaciones circense, da instrucciones a otro jovencito mientras relata historias.
Es que siempre hay una anécdota donde el circo atraviesa todo.

- Una vez pasamos a Paraguay en lancha. Fuimos a una isla limítrofe, dimos una función en un club en medio de la nada. Vino gente de todas partes, en botes, a caballo. Y la rompimos - dice en medio de miles de narraciones.

- Somos un circo que ha recorrido el país de punta a punta, pero además no somos solamente de ir a grandes ciudades, sino que nos metemos en cada pueblito, allí plantamos la carpa y mostramos lo que somos - afirma Alex que tras la pandemia heredó el circo de su padre, quien también es parte del show en la actualidad.

- Mi papá (Ángel) es el presentador, el locutor de cada jornada - comenta y hay en él un orgullo implícito.

Cachete nació en Neuquén. Pero eso fue una casualidad. El circo andaba por ahí y su madre se puso de parto.

Es la cuarta generación circense. Su bisabuelo, el actor Marcos Zúker, se inició en un circo en Buenos Aires junto a Luis Sandrini como payaso. Luego siguieron los abuelos y su padre Ángel.

Aunque continúa con el rol de su bisnonno, aquel hijo de emigrantes judíos polacos que supo filmar más de 66 películas y fuera parte de un sin fin de ciclos televisivos de humor, Cachete en el show no sólo un simple payaso. Es algo más que un clown que divierte con chistes y destrezas actorales.

Junto a padre Ángel, Alexánder muestra su vida criado en un circo. Como él mismo se resume cuando afirma que no recuerda cuándo fue su debut en el escenario porque desde siempre estuvo ahí.
Por eso hace de todo. Y no es una metáfora colgada en una crónica, sino que es así.

Cuando comienza el show un joven a cara lavada hace una rutina con clavas y aros fluor. Ese es Cachete, pero no en el rol de Cachete. Allí es Alex Almada, quien minutos antes estaba cortando ticket en la entrada.

Luego, y para no spoilear, el dueño del circo se come el espectáculo. Con Ángel hacen una participación increíble. Sin bajar el precio de los demás, el Circo Unión es Cachete y él es el circo.

Un pibe flaco, pero de 16 años, aparece en una nota televisiva. En otras aparece su padre Ángel, pero en ese adolescente hay un encanto. Esa magia que sólo tienen unos pocos. Unos elegidos.

Es 2020 y el circo quedó varado en plena pandemia en la Sociedad Rural de Santa Fe. De la incertidumbre y la novedad del encierro obligado, los artistas comenzaron a flaquear. Era la falta de adrenalina y el mango diario para poder bancar la parada.

- Detrás de este maquillaje hay una gran tristeza - se lamentó por entonces Cachete en una crónica publicada por el portal Pausa.

El Unión había llegado a la capital provincial en enero de ese año para pelear la temporada de verano en la segunda ciudad santafesina. Los inicios de ese mes caluroso y húmedo fueron complejos. Poco público y muchas ofertas culturales hacían cuesta arriba las cosas, pero la calidad del circo rompió las barreras y a fuerza de mucha publicidad callejera y el boca en boca hizo que en febrero las noches brillaban a ritmo del gran espectáculo.

Pero llegó el 20 de marzo, la cadena nacional y el presidente Alberto Fernández comunicando el aislamiento, marcando un oscuro horizonte de pandemia y temor.

El cierre de los shows y las limitaciones de encuentro dejó al Unión cerca del cierre para siempre.

Con la carpa guardada, con los motorhome acampando en el predio de la Rural, los vehículos quietos en medio de la nada, los once artistas del circo fueron el centro periodístico.

Con el ADN natural de los juglares de salir a ganarse la diaria, Cachete salió a vender verduras. A esta locura sana se sumaron sus compañeros circenses.

El vecino santafesino se solidarizó e hizo compras a los anclados en la Rural, y el Municipio contrató a Cachete, junto a Jony otro payaso del circo, para concientizar sobre los resguardos de la pandemia haciendo publicidad en las esquinas con volantes y mucha risa.

El Unión es un circo que tiene música en vivo. Algo casi desaparecido en las funciones de igual talla en el país.

Ángel es profesor y concertista de piano, y Cachete toca todo tipo de instrumentos de viento, guitarra, banjo, y percusión. Todo eso se ve en el show, donde el humor hace una mixtura única con las melodías y las canciones.

- Somos un circo que intenta revalorizar lo que eran las representaciones de antes - afirma Alex, quien no deja nada al azar. Esa noche habrá una función y nada puede fallar.

Desde la prueba de sonido, la ubicación de las sillas, la limpieza del predio donde por más de dos meses ofrecieron sus actuaciones noche tras noche en Baigorria, en el predio de Estación Esperanza, es supervisado por el payaso.

- Acá todos trabajamos. Yo soy el dueño y eso no me pone a mí en la posición de no hacer, todo lo contrario. Cada uno tiene una labor y la cumplimos para que todo llegue en condiciones cada noche -

Es 8 de agosto de 2023. En La Matanza, Gran Buenos Aires, equilibristas, magos, trapecistas, ecuyeres y payasos se hacen presentes en el Festival Internacional de Circo.
Allí está Alexander, delgado y más feliz que lo cotidiano.

En el Rodas, que hace de anfitrión del evento planetario, ya lo conocen. Por unos meses, cuando la pandemia no aflojaba se sumó al plantel artístico del gran circo argentino.

Cachete es uno más en medio de la gigante pista, pero todos intuyen que va a ganar. Que se quedará con el podio.
Y así fue. Subió y se llevó los laureles. El jurado, integrado por eximios actores circenses y el gran Flavio Mendoza, no dudó, y el nieto de Marcos Zúcker, ese mismo jovencito que suele posar en miles de fotos a la salida de cada espectáculo, se llevó los galardones, ganando el premio internacional de mejor payaso por creatividad, destreza y sensibilidad.

Para Cachete cada función debe superar a la anterior. El futuro no cabe en la gran carpa del Unión. Lo vive y lo sabe.

En días el show se mudará a otros lares. Baigorria será otro lugar en el mundo donde alguna vez se sembró y se cosecharon amigos y alegrías.

No hay un camino fijo. Pero si un destino, aunque navegar a la deriva también tiene un vértigo que no marea pero alucina.

Alex sabe que si hay un inicio de todo, ese kilómetro cero que es el circo. Ese mismo horizonte que tuvo su bisabuelo Marcos, que hoy transita con una risa. Siempre con una sonrisa.